¿Recuerdas aquella tarde que llegue a tu antigüa casa de Oviedo empapado y tu me secaste con una toalla por miedo a que cogiera una resfriado?

¿O cuando aquella vez nos emborrachamos tanto tanto que ya no distinguíamos si era agua o tequila lo que bebíamos?

Y aquella tarde en Barcelona, en la que nos perdímos por un bonito barrio y tú decías que no me preocupara, que estabas tú para protegerme por si no salíamos de allí?
Son estas cosas, y más, las que me hacen feliz, para algunos seré raro, pero para vosotr@s que sois como yo, lo comprendéis perfectamente ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario